lunes, noviembre 05, 2007

INEXISTENTE


Solo tenia la radio encendida
y ojalá estuviera ardiendo en llamas,
porque no soportaba aquella rápida y pachangosa canción
que por meses estuvo en mi mente, en un PLAY infinito.
Ella no estaba cuando se reproducía aquel tropicaliente cántico,
me dijo que era el culpable, no recuerdo de que,
y 17 segundos después escuche el portazo, y se fue.

Desde ese día, solo a minutos de su partida,
la he estado buscando.

Solo pude recoger su chaqueta del piso y
salí corriendo a la avenida que bordeaba el apartamento,
pero era tarde, espere mucho con la martirizante melodía,
ella no estaba, y no tenia mínimo rastro de su presencia,
no quería escoger, pero lo hice,
corrí.

Hice y deshice todas sus posibles rutas y destinos,
no estaba en ninguno de ellos, solo desapareció,
y aunque parezca simple, no lo fue ni lo será.
Desde ese día todo cambio, en serio,
nada fue igual,
nada.

Aquella tarde amarillenta, caducaron todos mis cuentos,
mis botellas de whisky barato, mis libros, mis discos de acetato,
mi inspiración otoñal, mi histeria y mi historia,
mis poemas, mis debilidades y sentimientos traducidos en pseudo,
se esfumaron, ya no están.
Todo acabo.

No quise regresar al apartamento,
se trazo un puente que nunca podré cruzar,
alguien me dijo que ardía en llamas, y me sentí feliz,
no se porque, pero me recorrió una sensación de alivio imaginarme las llamas,
consumiendo aquel maldito radio, fundiéndolo,
junto a aquella melodía, que fue la ultima,
en ese apartamento que se convirtió en una gran fogata,
alimentada por la desdicha de perderla a ella.

Para ti, que se que estas ahí,
para que sepas que no te esconderás por mucho tiempo,
para que conozcas mi rumbo, para que me encuentres ese día,
escribiré esta bitácora... llena de lo que nunca estará, ni tendré.

Y para cuando estés a solo centímetros de mi,
y caiga ese techo celestial, que es de color ajedrez desde que huiste,
te podré acorralar con mis besos y mis reproches,
y te podré dar aquella chaqueta,
aquella que quedo como tu recuerdo, esa tarde cadenciosa.
Y te abrazare,
a ti.